Iniciamos el mes de agosto con un evento de categoría. El día 1 tuvo lugar un cocktail veraniego con Louis Vuitton como firma anfitriona. Su objetivo: invitarnos a descubrir su Savoir-Faire, lo que hace única a esta casa emblemática.
El Palacio Can March, ubicado al lado de La Seu (Catedral de Palma), fue el lugar elegido por la maison para tan especial ocasión. Un palacio proyecto del arquitecto madrileño Luis Gutierrez Soto y que es sede de la Fundación Bartolomé March.
Allí, vivimos una exquisita velada organizada por Lluïsa Llull con bellas sorpresas. Además del Pop-Up Store, pudimos disfrutar de la exposición de icónicas piezas emblemáticas Nomades de Louis Vuitton. Colecciones de marroquinería y de decoración, como por ejemplo el sillón Cocoon de Fernando y Humberto Campana, perteneciente a la colección Objets Nomades. Artesanos de la maison francesa personalizando bolsos y baúles. Convirtiéndolos así, si cabe, en más únicos y especiales para sus privilegiados dueños. Música en directo y el ilustrador Jaume Vilardell (artista que ha trabajado con las más exclusivas marcas y que ha sido publicado, entre otros, en la revista Icon o L´Ófficiel). Quien estuvo creando en vivo ilustraciones en acuarela personalizadas a los asistentes. Con este recuerdo inmortalizó la experiencia de los afortunados invitados que consiguieron la suya. ¡Yo entre ellas!
La exposición de Louis Vuitton se puede visitar con cita previa hasta el día 9 de agosto.
Para la ocasión llevé un top blanco de Zara y una falda de tul de Nicole que era la absoluta protagonista del estilismo. Todavía no había tenido oportunidad de estrenarla, pero esta tarde/noche fue el momento perfecto para lucir un look así de romántico. ¡El entorno no podía acompañar más! Como complementos, unas comodísimas cuñas de Carolina Boix y una cartera plateada de DVF. Este bolsito es una de mis mayores joyas y le tengo especial cariño ya que lo compré mientras estuve estudiando en Nueva York (un capricho-chollazo).
